martes, 20 de diciembre de 2016

Algo llamado madurar...

Ha pasado tiempo desde que dedique letras a este espacio donde solía aliviar mi mente, donde mis pensamientos fluían y se hacían honestos, llegando a un punto donde me sentí tan expuesto que temí nuevamente a que conocieran lo que hay dentro de mí y que muchas veces se me ha hecho complicado decir.

Desde hace unos días tome de nuevo el valor para repasar las letras dejadas en el camino y la crítica no se hizo esperar, muchos errores gramaticales y de ortografía, pero fuera de ello también muchas sorpresas. Olvidé como escribir de tal manera que fuera solo para mí, tuve que parar  para pensar tantas cosas, me dediqué al presente, hablaba tanto del pasado y la espera de un gran futuro, que poco a poco me perdí en mis días.

Hoy me siento mucho mejor que las ultimas veces en las que me paré frente al monitor para escribir en este blog, un blog que me ha visto crecer de una manera tan real, a veces siento que quería atención, a veces solo alguien con quien hablar.

Quiero hablar de este momento, dejé varias cosas al aire que quiero darme, permitirme cerrar.

En el camino otra vez se quedaron buenas amistades, amigos que simplemente decidieron lo mejor para ellos y que simplemente ya no compartían mis objetivos. suelo parecer cada vez más egoísta al respecto, pero en verdad les deseo lo mejor, comprendí que el rencor que  guardo en silencios solo termina haciéndome daño a mi, decidí que cualquier cosa que me hiciera daño lo dejaría atrás, si algo me molestase lo hablaría de frente y si no llegaba a concretarse una solución no me quedaría en ese lugar. En verdad que es lo mejor que he logrado hacer.

Mientras uno crece los amigos van reduciéndose, me gustaría decir que quedan los que más amamos pero permanecerán aquellos con los que se comparte  algo tan ligero y palpable que las mentiras, el ego, la lucha de atención quedarán fuera.

Hay planes a largo plazo, eso me da un objetivo y pequeñas metas a alcanzar en el camino. un trazo que seguir y una estabilidad muy necesaria.

Espiritualmente ya no hay vació, aunque sé que es algo que se debe cuidar como una planta, un poco de agua y luz cada cierto tiempo para llegar a ese punto de paz interior.

Me siento realmente bien, la diversión cambia, ahora mis facetas poco a poco se van unificando para convertirse en algo único.

Me sigo emocionado por las propuestas de matrimonio, sigo bailando mientras camino y sigo pensando mientras camino por las calles de mi ciudad, una ciudad que poco a poco se transformará en otra.

Debo cerrar ciertas cosas, pero las haré de frente.

No sé quién siga del otro lado de esta pantalla, repasando mis letras, solo les debo decir que estoy bien y le deseo de todo corazón que encuentren la paz, el amor y toda la luz.

La madurez es algo tan hablado en la etapa de la juventud, que sinceramente  nunca llega como la esperamos, seguimos siendo complicados y divertidos, sólo el enfoque cambia.